¿De qué hablamos cuando decimos ‘edificio positivo’? Se tratan de edificios capaces de producir o acumular en un año más energía renovable de la que fue necesaria para su construcción. Es decir, en lugar de consumir energía, la producen.
Un ejemplo de edificio positivo es el ayuntamiento de Friburgo, un edificio de planta circular que consigue acumular energía a partir de un aislamiento muy esmerado, el cual permite mantener una buena temperatura dentro del mismo.
El sistema de ventilación también permite que no se desperdicie energía. La cubierta y la fachada está forrada con paneles solares. Estos paneles tienen una doble protección: protegen el edificio y contribuyen a producir energía.
Estas placas ayudan a crear más energía de la que el edificio necesita. Así pues, esta energía que no consume el propio edificio se vuelca a la red general abaratando el coste energético de todos los ciudadanos.
Estos edificios no son obligatoriamente de nueva planta. Nuestro objetivo con el proyecto ‘Residencia de estudiantes Odalys Campus’ en Isla de La Cartuja, Sevilla, es obtener una terminación de fachada ventilada fotovoltaica.
Con esta modificación de la fachada nos orientamos plenamente hacia la obtención de un edificio positivo: aislamiento, recuperación de calor gracias a la ventilación, paneles solares ultraeficaces en la fachada, mantenimiento de la temperatura dentro del edificio, sistema aerotérmico y el uso de maquinaria A++, nos hace estar cada vez más cerca de conseguir nuestro objetivo.